
Me había preparado mentalmente para cuando esto sucediera: tú me hablarías y yo te ignoraría, para que sintieras un poco el dolor que yo he sentido. Pero el amor por ti me traicionó y ahí estaba yo, mirándote como si los últimos días, las últimas palabras y las últimas lágrimas no hubiesen existido.
Dices que quieres platicar, es una lástima que tu y yo no sepamos comunicarnos con palabras si no a través del cuerpo. He perdido la batalla aún antes de haber dado inicio. Perdí o talvez gané, ya no lo sé. De lo único que tengo certeza es que pelearé para que esta vez hablemos, no con el cuerpo, sino con palabras. Esta vez necesito escuchar algo de tus labios, para que la próxima vez que crea que esto se ha terminado tenga el recuerdo de tu voz y no sólo el de tus manos.
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