A veces entre tanta gente, tantas actividades, tanto ruido (principalmente en mi cabeza), siento la necesidad de escapar y refugiarme en un sitio donde puedo ser yo misma, alejada de convencionalismos y poses. Ese lugar es mi hogar, mi casa. Ahí me encuentro conmigo misma y puedo unificar mi pasado, presente y futuro; puedo tomar fuerzas y recobrar el sentido que me permita sonreir a pesar de mí misma.
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